La pandemia ha acelerado el auge que estaba viviendo la comunicación interna en los últimos años. Ha puesto de manifiesto el papel crucial de un área con un protagonismo discreto, pero con un potencial estratégico para que todos los engranajes de una empresa funcionen correctamente. Muchas compañías y sus directivos han comenzado a apreciar la comunicación interna, a valorarla y a necesitarla en este momento de crisis global. Una época de cambios donde se ha consolidado como una herramienta estratégica para el negocio.
Desde el primer momento, se convirtió en la responsable de informar a los empleados sobre qué estaba sucediendo y cómo este enemigo desconocido (e inesperado) estaba afectando al negocio. Medidas de seguridad, higiene y nuevos protocolos. En definitiva, fue la responsable de explicar esa nueva realidad, que implicaba hábitos y procedimientos diferentes. El confinamiento impulsó casi obligatoriamente el teletrabajo, lo que supuso un reto todavía más ambicioso para la comunicación interna y, sobre todo, para las empresas que desconocían su poder.
Todo este proceso apresurado epitoma lo que la comunicación interna supone para cualquier empresa, pero que, hasta hace no tanto, pasaba desapercibido para la mayoría. Ahora, al ostentar un protagonismo más visible, resulta más sencillo comprender por qué se configura como una herramienta (o área) estratégica para el negocio:
Promueve el proyecto de empresa
Quien no sabe adónde va, no encuentra viento favorable. Por eso, la comunicación interna es la responsable de comunicar a todos los empleados cuáles son los planes de la compañía: desde lo más global hasta lo más concreto. Objetivos, resultados, estrategias comerciales, prioridades… Y, por supuesto, fomentar la cultura corporativa y sus valores para formar equipo y permanecer alineados bajo una misma visión, misión y propósito, algo necesario en estos momentos de incertidumbre. De esta manera se mantiene vivo el proyecto de la empresa, su razón de ser, se aúnan fuerzas y cada una de las personas conoce cuál es el objetivo general y cuál su cometido específico, es decir, qué se espera de ellas y lo que la empresa hará por ellas.
Protagonista en la gestión del cambio
Por lo general, el ser humano es reticente al cambio y lo rechaza. La manida ‘zona de confort’ es un espacio en el que nos encontramos a gusto. Cuesta abandonar lo conocido, el lugar donde nos encontramos más cómodos. La comunicación interna juega un rol clave a la hora de preparar al personal para ese cambio que, inexorablemente, va acompañado a la propia evolución de la compañía y a la adaptación a los tiempos y circunstancias, cada día más cambiantes. Especialmente en la era digital, los cambios son constantes: nuevas herramientas, procedimientos, maneras de trabajar, costumbres…
Sin ir más lejos, un caso reciente: el teletrabajo, ya mencionado anteriormente. La comunicación interna, por tanto, establece planes para reducir la línea de rechazo de adaptación al cambio en esa fase de implantación de novedades en la compañía. Normalmente, estos cambios implican nuevas habilidades y formación, por lo que resulta primordial acompañar en este proceso hasta que queda totalmente asimilado e integrado en el día a día. ¡Qué importante ha sido (y es) la comunicación interna en el acompañamiento de la transformación digital!
Fomenta la innovación
Gracias a los canales internos, los empleados (desde el técnico hasta el director) están conectados e informados. Las nuevas tecnologías y redes sociales permiten, incluso, una conversación constante entre todos los compañeros, independientemente de su categoría laboral, departamento o función. Esto se traduce en una transmisión y promoción del conocimiento y del talento, uno de los baluartes más valiosos e identificativos para cualquier empresa con afán de progresión.
Ya en el siglo pasado, Henry Ford, fundador de la compañía de coches Ford Motor, promulgaba: “Sólo hay algo más caro que formar a las personas y que se marchen: no formarlos y que se queden”. Las opciones que ofrece la tecnología para la transmisión del conocimiento son amplísimas, por lo que explotarlas es fundamental para aprovechar el potencial de los empleados y, a su vez, mantenerlos comprometidos.
Motivación es productividad
“Tenemos que aspirar a vivir con alegría, porque es la única manera de sacar lo mejor de nosotros mismos”, sostiene Víctor Küppers, experto en gestión del entusiasmo. Mantener a las personas motivadas en la compañía es sinónimo de aumento de la productividad. Según el estudio “Felicidad y Trabajo” realizado por la consultora Crecimiento Sustentante, la motivación incrementa en un 88% la productividad de la empresa. Por eso, cuidar el entorno laboral, en todos los sentidos, debe convertirse en una de las prioridades dentro de cualquier entidad, pues, al fin y al cabo, significa dinero.
Motivar es algo que va mucho más allá de colgar carteles en el tablón de anuncios y repetir frases grandilocuentes. Se transmite llamando a la acción a los empleados, involucrándolos en las decisiones, escuchándolos y haciéndoles partícipes en el devenir de la empresa. Deben sentirse integrados, conocer sus metas y las de la empresa, así como compartir los valores de la compañía.
Ya a mediados del siglo pasado, Paul Watzlawick, en sus axiomas de la comunicación humana, afirmaba que es imposible que una empresa no comunique, ya que la interacción entre sus miembros es vital para su funcionamiento y éxito. Es decir, la comunicación interna ya era fundamental en el mundo empresarial, aunque ni siquiera eran conscientes de que existía. La mera comunicación entre empleados, aun en su nivel más elemental, ya se convierte en comunicación interna y determina, en mayor o menor medida, la naturaleza y el sino de la compañía.
Hoy por hoy, la comunicación interna está inmersa en ese auge portentoso. Vertiginoso en los últimos meses. Y vista su consolidación estratégica en el devenir de la salud del negocio y las posibilidades que ofrecen las nuevas circunstancias (personal formado y especializado, herramientas tecnológicas, cultura de comunicación, etc.), la conclusión está clara: apostar por la comunicación interna es invertir en el negocio.
Artículo escrito por Nuria Soler, directora de Marketing de Steeple España