Hemos hablado en un post anterior de MIR sobre el Internet de las Cosas (IoT). Analizamos cómo introduciendo conexiones entre aparatos comunes, como nuestros electrodomésticos, y la red, se puede generar un intercambio de información que nos ayude a facilitar tareas cotidianas. Extrapolando este uso del IoT al campo industrial emerge la denominada Industria 4.0.
El término se utilizó por primera vez en 2011 durante la feria de Hannover, pero para llegar a él la industria ha pasado previamente por varias fases. Durante la década de 1780, la revolución industrial se va extendiendo en su búsqueda social de independencia de la agricultura y la ganadería. Se comienzan a utilizar máquinas de vapor y telares en las fábricas.
Unos cien años después, comienza una segunda revolución que da lugar a la Industria 2.0, donde se introduce la producción por líneas de montaje en masa y la energía eléctrica.
Otro siglo después, nos adentramos en la tercera fase, cuando se le da un uso industrial a ordenadores y a la electrónica buscando la automatización de procesos. A día de hoy, nos encontramos inmersos en la transición hacia la cuarta generación industrial, Industria 4.0 o Ciberindustria.
¿Qué busca la cuarta revolución industrial?
Como ya hemos dicho, trata de introducir el IoT en el conjunto industrial. Tanto en máquinas como en bienes, personas y procesos. Con ello busca agilizar los procesos de producción y mejorar su eficacia y eficiencia. Es decir, busca un mayor rendimiento a nivel industrial. Esto requiere una mayor automatización de procesos y una mejor conectividad.
Se deja de ver la industria como un conjunto de áreas y se comienza a ver como un «todo en uno», donde los departamentos están completamente interrelacionados, conectados e incluso fusionados.
Tecnología de la industria 4.0
¿Cuál es la base tecnológica que sustenta esta cuarta revolución? El objetivo esta en introducir todas las tecnologías contemporáneas y las tecnologías emergentes, que se ha demostrado que funcionan en otras áreas, a este campo empresarial.
La base principal reside en el Big Data y la minería y análisis de datos. El intercambio de información continuo entre máquinas automatizadas y otros dispositivos a través de la red. Con esos datos se simplifica la supervisión de los procesos.
Los datos también son la base del IoT aplicado a los electrodomésticos que constituyen las Smart Homes. Sin embargo, en la industria damos un paso más allá y los utilizamos también como base de otras tecnologías que se pueden aplicar al sistema empresarial. Por ejemplo:
- El uso de movilidad 4.0 basado en geolocalización inteligente que revoluciona los sistemas logísticos.
- El uso de realidad aumentada para estudiar la disposición del stock en almacenes.
- El almacenamiento y manejo de datos mediante cloud computing.
- La reducción de errores en máquinas con Inteligencia Artificial empleando Machine Learning.
- La introducción de la revolucionara impresión 3D al proceso de producción.
Algunas ventajas
La introducción de las tecnologías anteriores a la industria nos ofrece una serie de ventajas frente al modelo tradicional. Algunos ejemplos podrían ser la posibilidad de descentralizar procesos de una fábrica mediante maquinaria autónoma; realizar análisis de resultados a tiempo real; el considerable aumento de posibilidades en cuanto a mejora continua; o la modelización virtual de procesos industriales físicos.
Con una buena implementación se puede lograr también una considerable reducción de costes a largo plazo. Evitar errores producidos por acciones sistemáticas realizadas por personas o fallos derivados de una mala coordinación interdepartamental.
En términos generales, podemos observar que la Industria 4.0 es realmente un proceso de transformación digital llevado al campo industrial. Una vez más, esto se convertirá en una ventaja para los gigantes y en un obstáculo para la pequeña industria, a la cual le costará más (en rasgos generales) mantenerse al día tecnológicamente.
Graduado en Ingeniería de Minas por la Universidad de Oviedo y especializado en Marketing y Gestión Comercial por EAE Business School y la Universidad Rey Juan Carlos.
