Los eventos en la era digital se han reinventado y adaptado a las circunstancias que ha impuesto la pandemia, condicionando a toda la sociedad. La tecnología ha avanzado mucho en esta línea. Pero, a pesar del crecimiento exponencial de las redes sociales y demás herramientas tecnológicas, la importancia del contacto físico y las relaciones entre personas son una cualidad única e irremplazable de los eventos.
Si bien nuestra rutina se ve marcada por una presencia cada vez más instaurada de lo virtual, sigue siendo necesaria una nueva normativa sobre distancia social y protocolos de seguridad e higiene. ¿Por qué? Porque los eventos seguirán existiendo y continuarán siendo necesarios.
¿Por qué seguiremos necesitando eventos en la era digital?
Sencillamente, porque los eventos en la era digital son la mejor estrategia de comunicación que puede llevar a cabo cualquier empresa. Es la herramienta más potente para transmitir tus mensajes, y la solución más eficaz para interactuar con tu público objetivo.
Organizar un evento de la mano de profesionales es siempre una inversión que saldrá rentable. Independientemente del objetivo que se persiga: ganar visibilidad, obtener nuevos leads, fidelizar clientes… gracias a los eventos se consigue la comunicación efectiva que necesitamos. En este sentido, aunque sea realizado en una modalidad online, el efecto seguirá siendo positivo. Sin embargo, nunca podrá sustituir al valor añadido que aporta lo presencial.
Los eventos son herramientas esenciales de promoción de un producto/servicio, pues ayudan a establecer conexiones con potenciales clientes, ya que les ayudan a experimentar los valores de marca. Como consecuencia, se consolida en gran medida la imagen de la compañía. Si, por otro lado, se tratara de formaciones internas, de eventos de incentivos o team buildings, estas acciones ayudan a reforzar la unión entre los equipos y a incrementar al sentimiento de pertenencia.
El sector MICE: clave para reactivar el turismo
No debemos olvidar la importancia que tienen los eventos (sector MICE) dentro de la industria turística. A nivel económico, suponen 18.000 millones de € del PIB nacional y emplea en España a más de 250000 personas. Hasta la crisis sanitaria del 2020, estas cifras iban al alza año tras año de manera sostenida.
Estos datos posicionan a nuestro país como un referente en la captación de eventos, con funcionas que van más allá de la parte económica. Por ejemplo, son claves para luchar contra la desestacionalización. Como ya sabemos, España sufre una llegada masiva de turistas en los períodos vacacionales, y en destinos de sol y playa, cultura y gastronomía. Pero el MICE tiene su temporada alta fuera de estos meses de verano, siendo su momento clave el período comprendido entre abril y octubre (ambos inclusive). Por este motivo, el turismo se ve repartido de manera más uniforma a lo largo del año, contribuyendo a la generación de ingresos adicionales para la industria hotelera y de la restauración.
Por otro lado, gracias a los eventos y congresos de diversa índole, incluidos los eventos en la era digital, se podrá recuperar la imagen internacional de España como destino seguro. El hecho de dar a conocer nuestra riqueza cultural, nuestro clima y nuestro nivel de desarrollo e innovación (dentro de un marco sostenible), atraerán nuevos negocios e inversiones que nos posicionarán de nuevo dentro del ranking de países más visitados del mundo. Todo ello una vez hayamos recuperado la estabilidad dentro de la “Nueva Normalidad”.
Los eventos están inevitablemente ligados a ocio y al consumo de productos y servicios locales
En países como España, el “Bleisure” es una tendencia con una importante presencia, que merece especial atención a la hora de hablar de la importancia de los eventos físicos. El bleisure combina el viaje de negocios, con el disfrute de las posibilidades que ofrece el destino. Es decir, además de asistir a las reuniones o al Congreso, estos viajeros consumen una serie de servicios complementarios como transporte, restauración, compras, visitas culturales, ocio, espectáculos…etc. Esto incrementa notablemente el impacto económico y, como hemos mencionado antes, reduce la estacionalidad.
Igualmente, además de tener un mayor gasto en el destino (casi el doble que el turista vacacional), el viajero de negocios puede llegar a ser un gran prescriptor del destino. Sus recomendaciones tienen una gran influencia sobre su entorno, por lo que, si habla bien de nosotros en su país de origen, muy probablemente incentivará entre sus contactos una futura visita. Todo esto genera mucha confianza en el turista de ocio, reactivando de nuevo la actividad complementaria al MICE.
Graduada en Turismo, con un Master en Dirección de Empresas Turísticas (EOI). MBA y Máster en Digitsl Marketing (ThePowerMBA) y Posgrado en Inbound Marketing (Inesdi).
Ejecutiva comercial y coordinadora de eventos para la marca Eventier, gestionando la comercialización de espacios de Hotelatelier (Petit Palace & Icon Hotels).
Experta en incentivar las ventas y comunicación on y off line, especializada en el sector turístico, restauración, ocio y lifestyle. Mi trabajo es asesorar a mis clientes para que creen momentos inolvidables, yendo más allá de la experiencia. También me gusta compartir conocimiento impartiendo diversas charlas, formación y participando en eventos del sector del networking y la industria MICE.